La mayoría de nosotros organizamos nuestro día a día para mantenernos ocupados. Decenas de actividades, trabajo, encuentros con amigos, viajes… El objetivo es estar activos. Nos autoengañamos con frases como “Necesito estar activ@”, “Me gusta estar ocupad@”. Y sí, hay parte de verdad en esas afirmaciones; mantenernos ocupados y activos nos hace sentirnos productivos y eso eleva nuestro estado de ánimo. Pero hay una cara oculta detrás de esa agenda semanal tan completa:
Miedo a estar con nosotros mismos. A escucharnos. A estar en silencio. Miedo a pensar. A enfrentar nuestros pensamientos. A escuchar nuestras emociones.
Todos tenemos muy claro que tenemos que cuidarnos físicamente para estar bien: tener una alimentación saludable, hacer ejercicio, evitar excesos, acudir a nuestras revisiones médicas para comprobar que todo va bien y prevenir así futuras complicaciones. Pero, ¿ y nuestra salud mental? ¿ y nuestro bienestar emocional?
Escucharnos a veces es doloroso y lo evitamos. Intentamos huir de ese bombardeo de ideas continuo. Los apartamos en un rincón de nuestra cabeza pensando que así desaparecerán. Y nada más lejos de la realidad. Esos pensamientos vuelven a nosotros, con más fuerza, con más intensidad, ocupando más y más espacio y empezando a limitar y a condicionar nuestra vida. Y, sí aun así seguimos corriendo y no hacemos caso a las señales; nuestro cuerpo, nuestra salud física empezará a fallar, en un último intento desesperado de captar nuestra atención.
Cuando entendamos que no somos simplemente un cuerpo, sino que somos un cuerpo formado por emociones y pensamientos empezaremos a escucharnos.
Habrá días y momentos que escuchemos gritos de desesperanza, palabras cargadas de rabia, sollozos desgarradores… Y, precisamente esos días, será los que más necesitemos escucharnos y mimarnos. Respirar. Soltar miedos y preocupaciones. Reiniciar. Y, sobre todo, abrazarnos fuerte y continuar.
6 TIPS PARA APRENDER A ESCUCHARTE
- Dedica todos los días 30 minutos para ti. Sumérgete en aquello que te preocupa e identifica cómo te sientes.
- Busca alternativas ante los problemas o preocupaciones que te invaden.
- Las emociones negativas son necesarias. No pasa nada por sentirse mal. A veces es necesario para poder continuar. Nos ayudan a reconstruirnos.
- “Si un problema tiene solución para que me preocupo y, si no la tiene para que me voy a preocupar”: Esta frase se refiere al hecho de no rumiar y dar vueltas de manera obsesiva a lo que nos preocupa.
- Afronta los problemas: evitarlos o huir de ellos no va a hacer que desaparezcan. Al revés se harán más grandes y costará más resolverlos.
- Cuerpo y mente están conectados. Si cuidamos nuestro bienestar emocional también estaremos contribuyendo a nuestro bienestar físico.
¿Y a ti, te da miedo escucharte?