Después de 70 días hoy sales de UCI por un pasillo lleno de médicos, enfermeras, auxiliares y celadores. Entre lágrimas, entre sonrisas, entre vítores, entre aplausos. No te mereces menos. Sales por la puerta grande después de unos meses que a todos nos marcarán para siempre. El último luchador desde principios de pandemia que quedaba en UCI por COVID-19 en Salamanca. Emocionado. Entre sentimientos encontrados. Pena al irte de allí y echar de menos a todo ese maravilloso equipo que tan bien te ha cuidado. Esa dependencia entre paciente y médico que se genera tras una situación tan crítica como la que te ha tocado vivir. Esa mezcla de emoción por saber que sales de allí y eso implica que te encuentras mejor pero que se cubre de miedo e incertidumbre por saber que pasará. Emocionado por haber sido el mimado de la UCI, después de tanto tiempo. Quien nos iba a decir en abril que nos quedaba todo un largo camino por recorrer lleno de baches, lleno de complicaciones, lleno de obstáculos… Definen la fortaleza emocional como el conjunto de recursos psicológicos que nos sirven para enfrentarnos a los retos y situaciones complejas que nos trae la vida. Esa fortaleza que no se ve, que no se palpa, que no se sostiene pero que pesa. Pesa mucho. Cuando la debilidad te atrapa, cuando la desesperanza se convierte en una forma de vida. Cuando vivir y respirar resulta tan complicado. Cuando duele. Tanto que hace desfallecer. Cuando la soledad se convierte en el peor enemigo y las piernas tiemblan. Y la vida se para. Y el mundo deja de girar. Cuando solo queda apretar dientes. Cerrar ojos y confiar. Gracias a todo el personal de la uci por su profesionalidad y humanidad. Habéis sido familia en estos 70 días. Cada minuto. Cada día. Cada semana. Cada mes. Habéis sido constancia, lucha y coraje. Habéis sido su corazón cuando flaqueaba su latido. Habéis sido su oxígeno cuando la respiración fallaba. Habéis sido nuestra esperanza y su fuerza cuando no se sabía qué iba a pasar. Habéis llorado de impotencia, de rabia, de desesperación. Pero nunca habéis dejado de luchar. A su lado. Con él. Con nosotras. Dejó simplemente de ser la habitación cuatro y pasó a ser la habitación de Manuel. GRACIAS a todo el equipo de médicos. A Juan Carlos, a Félix, a Ignacio, a Laura, Noelia … a todos y cada uno de vosotros que con tanta dedicación habéis tratado a mi padre. Por ser nuestro aliento cada día. Por la empatía que mostrabais cada mañana a través del teléfono al informarnos de su estado. Por la lucha diaria y por ser el corazón que latía cuando mi padre no podía. Por hacernos volver a creer en cada recaída. Nunca podremos agradeceros tanto. GRACIAS al equipo de enfermer@s por el cariño, la paciencia, la profesionalidad y la dedicación. Porque siempre teníais una palabra de cariño para mi padre, aunque en muchas ocasiones ni siquiera sabíais si os escuchaba. Gracias a tod@s los que habéis subido a planta a verlo porque cuando volvisteis a vuestro turno os encontrasteis la habitación de Manuel vacía. GRACIAS al equipo de fisioterapeutas por ser sus piernas y brazos, su bastón en este largo camino que queda por recorrer. GRACIAS a auxiliares, celadores y personal de la limpieza por las charlas y alegría con la que inundabais su habitación. De todo corazón, GRACIAS. Porque cada uno de vosotros sois un ejemplo de vocación. Vocación por la medicina, por el paciente, por las familias, por vuestro trabajo. Vocación por vuestra labor en una unidad crítica. Vocación por la vida. Nosotras hemos demostrado fortaleza, pero vosotros habéis sido nuestros guías en todo este camino. Sois el último aliento de muchos y el principio de una nueva vida para otros. Lucháis siempre hasta el final. A pesar de todo lo que os toca ver y sentir. A pesar del cansancio, de las horas y de los turnos interminables. A pesar de todo. Siempre con una sonrisa. Amable. Cercana. Sincera. Este logro ha sido de todos, en equipo. Médicos, enfermeros, auxiliares, celadores…de todo el personal de UCI y por supuesto de ti, papá. Que te aferraste a la vida con fuerza y decidiste luchar junto a nosotros. Las despedidas siempre cuestan. Y hoy lo hemos hecho todos entre lágrimas. Las vuestras de alegría, de satisfacción, de emoción. A nivel médico y a nivel personal. De saber que todo el esfuerzo de estos 70 días ha merecido la pena. Las nuestras de agradecimiento porque le habéis devuelto la vida. Y a nosotras también. Y las suyas. Las de Manuel. Lágrimas de saber que volvía a vivir. Que en ese momento que salía de UCI empezaba el primer día del resto de su vida. Y que eso os lo debía a vosotros. La despedida no es un hasta siempre sino un hasta pronto. Porque pronto iremos a veros, a deciros que por fin nos vamos a casa. Y a volveros a agradecer vuestra profesionalidad y vuestra humanidad. No hay palabras en el mundo…Simplemente gracias por haber sido su familia en todo este tiempo que nosotras no podíamos estar a su lado. Siempre seréis un pedacito del corazón de Manuel y de nosotras. Siempre seréis un pedacito de nuestra vida. Volverá nuestra vida a girar y os lo debemos a vosotros. |
||
Gracias |
??♥️….????
Que alegría leer esto. Soy una de las enfermeras de la UCi y no me pude despedir de él. Nos dió una lección de lucha y espero que venga a vernos cuando se vaya.
Que ilusión que os haya llegado.No tenemos palabras para agradeceros todo vuestro trabajo. No dudéis que iremos a veros cuando le den el alta. Gracias por todo!!!!
Me alegro muchísimo Maria. Hemos estado muy preocupados, Dale un abrazo muuuy fuerte a tus tías, a tu madre y hermana, y un beso enorme para Manolo de todo corazón y mucha fuerza para recuperarse del todo, ya sabes que los queremos mucho. Por cierto, escribes fenomenal!!! Preciosa la carta.
Lourdes Cobaleda.
Muchisimas gracias Lourdes!Ya sabéis el cariño que os tenemos nosotros también.Le ha hecho mucha ilusión cuando le he leído tu comentario y os manda un abrazo enorme. A ver si pronto podemos irnos a casa. Un beso grande!