Teníamos y tenemos en nuestro pueblo las mayores heroínas y no se las había valorado ni se había reparado lo suficiente en lo imprescindibles que pueden llegar a ser. Pero no lo son ahora, lo han sido desde que las puertas de las residencias se abrieron. Así que esto va por todas y cada una de las profesionales de las residencias de mayores, y en especial por mi madre, una luchadora ayer, hoy y siempre.
A VOSOTRAS QUE:
- Sois los ángeles de la guarda de nuestros padres, madres y abuelos.
- Cada día os ponéis vuestro uniforme, ese uniforme sin capa.
- Gritábais ayuda y nadie os escuchaba.
- Cada día protegéis, mimáis, cuidáis a nuestros mayores. Esas personas que han sido tan importantes para la historia de este país y para que nosotros a día de hoy seamos quiénes somos gracias a su lucha.
- Habéis pasado a tener algo en común con vuestros residentes: ser los grandes olvidados.
- Estáis a su lado en su último aliento dándole la tranquilidad que tanto necesitan. Aportándole calma y serenidad. Agarrándole fuerte la mano y no dejándoles sentir solos.
- No sólo sois miembros de una residencia sino que sois familia.
- Sabéis bien la importancia de empatizar.
- No entendéis de diferenciar por edad porque para vosotras todos son igual de importantes.
- Los hacéis más felices en su última etapa.
- Conseguís que recuperen risas, enfados, sueños y hasta las ganas de comer.
- Les habéis vuelto a hacer sentir lo que es la amistad, la familia e incluso el amor. Que entre ellos se convierten en amigos, discuten, juegan, recuerdan sus tiempos pasados, rezan juntos y encuentran al compartir habitación a sus compañeros de vida.
- Hacéis que se sientan como en casa, que consideren la residencia como hogar.
- Aunque estéis destrozadas por dentro nunca os lo notarán.
- Estáis arriesgando vuestra salud día tras día.
- Estáis viendo la muerte de manera tan cercana.
- Lo único de lo que habéis contagiado a nuestros residentes es de cariño, cuidado y empatía.
- Sois las que realmente estáis al pie del cañón desde el minuto cero. Aunque las medallas se las colgarán otros. Como por desgracia siempre pasa en estas situaciones.
- A vosotras…Sus ángeles de la guarda
GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS por darles la mano y llenarles de paz en su último tramo del camino.